Para ilustrar mejor la dificultad que cada factor aporta, se han incluido hasta ahora ejemplos que no cumplían con los criterios propuestos, quedando así automáticamente excluidos de la categoría del outsourcing de escala. Sí formarían parte de ella combinaciones adecuadas de los tres factores de dificultad, que serían más fáciles de encontrar en áreas tales como sistemas de información, administración y finanzas, recursos humanos, compras, aprovisionamiento, logística, postventa, atención a clientes, prevención de riesgos, etc. A ellos, hay que sumar otros específicos de industrias concretas, como las hipotecas, la concesión de préstamos o la valoración de carteras en el sector bancario; la contratación, provisión o gestión de redes en los sectores eléctrico y de comunicaciones; la gestión de datos clínicos, la fármaco-vigilancia o la propia regulación en el sector de salud; la gestión de archivos audiovisuales o los derechos de autor en el sector de media; la gestión de multas o el seguimiento de proyectos en las administraciones públicas; etc.
No debe sorprender la enorme variedad de áreas que pueden quedar incluidos en el outsourcing de escala pues, como ya señalamos, es la suma de estos tres factores, y no el propio alcance, lo que lo determina. Por cierto, esta complejidad puede crecer prácticamente sin límite (aportando aún mayor la escala) a medida que se van añadiendo otros factores a su vez complejos, como nuevos países, negocios adicionales, transformación de procesos, transferencia de personas, compromiso con objetivos, etc.
Justo en el lado opuesto al outsourcing de escala, hay un outsourcing básico y menos diferenciado, basado en entregables concretos de fácil validación, cuya gestión no requiere mucho más que de una actitud proactiva y sentido común. Entre este outsourcing básico y el de escala, se extiende una tercera categoría de complejidad variable, el outsourcing intermedio, al que en buena medida son también aplicables los principios del outsourcing de escala. Es destacable la dificultad que en la práctica puede alcanzar este outsourcing intermedio, sobretodo cuando, como ocurre en ocasiones, adolece de los medios necesarios para ser gestionado correctamente (carencia imperdonable cuando es consecuencia de acuerdo consentido entre las partes para mejorar precios).
En definitiva, en los siguientes capítulos se desarrollará con bastante detalle el outsourcing de alta complejidad, representado sobre todo por el outsourcing de escala, pero también valido para otros tipos outsourcing más modestos como los que hemos incluido en la categoría de outsourcing intermedio.